sábado, 10 de marzo de 2007

Para la discusión

El biodiesel favorecería más a zonas postergadasAsí lo plantea un estudio económico de la UNSAM. Al parecer, los cultivos aptos para elaborar biocombustibles, como la colza o la jatrofa, podrían producirse en áreas geográficas que han sido marginales hasta ahora en el plano agropecuario, entre ellas la PrecordilleraSi bien se estima que para 2010 el crecimiento en la producción de biocombustibles será tan explosivo que hasta representará el 5% de la matriz energética argentina, lo cierto es que más allá de los números, el fenómeno verde podría convertirse en la pieza clave para el despegue de las economías menos desarrolladas del interior del país.Así lo plantea al menos una investigación de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), donde se pone el énfasis en las posibilidades de producción que ofrecen zonas geográficas que han sido marginales hasta ahora en el plano agropecuario.Según el estudio dirigido por el especialista Andres Salama, de la Escuela de Economía y Negocios (EEyN) de la universidad bonaerense, sería posible ampliar la siembra de cultivos aptos para la elaboración de biodiesel en regiones fuera de la zona pampeana, como Santiago del Estero y el Chaco, donde la soja sería la protagonista.Incluso en gran parte de la precordillera, sostiene el informe, crecerían bien especies como la jatrofa, una planta especialmente apta para tierras más cálidas y áridas.Para este investigador, "Argentina todavía sigue siendo un país poco poblado en gran parte de su extensión y la expansión de la frontera agrícola aún no ha sido agotada. Sin duda, una mayor producción de cultivos para elaborar biodiesel implicará una ampliación de las superficies cultivables sobre tierras vírgenes", destacó el experto en temas económicos de la UNSAM.Por otro lado, el estudio indica que si bien aún siguen siendo más caros que el petróleo, "en la medida en que se amplié la producción de biocombustibles, la aparición de economías de escala le permitirá reducir su costo", sumado a los subsidios que el Estado podría entregar para su puesta en marcha tal como se planificó."La nueva ley prevé la devolución del IVA y la posibilidad de amortizar las inversiones, lo mismo que la posibilidad de no tributar impuesto a los combustibles líquidos y gaseosos con el fin de desarrollar la actividad en el país", agregó Salama en su informe, donde colaboraron además las alumnas Natalia Bustelli, Valeria Lescano y Valeria Tomasini. Según datos oficiales, la Argentina podría tener una producción exportable de 400.000 toneladas para el año próximo. Y a juzgar por las iniciativas privadas en marcha esta meta no está lejos de poder cumplirse: sólo Repsol YPF, que ha creado un centro para la investigación de biocombustibles en Ensenada, tiene pensado producir 100.000 toneladas de biodiesel.Tal como da a conocer la investigación de la UNSAM, ya existen varias plantas produciendo hoy biodiesel: "Vicentin tiene una en San Lorenzo, provincia de Santa Fe; la empresa Química Nova ha construido recientemente una planta en Caimancito, Jujuy; Grutasol ha puesto en marcha su empresa en el partido de Pilar y la empresa Oil Fox tiene una planta en la provincia de San Luís", repasa en su detallado informe Salama.De hecho, el analista universitario está convencido que el rol de Argentina será clave dentro del contorno mundial, ya que "nuestro país estaría en condiciones no solo de exportar los insumos para el biodiesel, sino de producirlo en el propio territorio y asegurárse así que una de las etapas superiores del valor agregado en este producto se realice aquí".En el mundoEsta situación de privilegio en que se encuentra el país para el investigador de la UNSAM, y especialmente grandes áreas poco exploradas del Interior, tiene su correlato del otro lado del Atlántico."La Unión Europea, que si bien está muy interesada en ampliar su uso de biodiesel para asegurar y diversificar sus fuentes de energía, tiene una alta densidad de población y una superficie relativamente pequeña, por lo que le será imposible autoabastecerse de biocombustibles", dice el especialista, conciente que será ahí donde mejor le podría ir a la Argentina si sale a jugar fuerte un rol en el mercado de la energía verde."Hoy, los europeos dependen en gran parte del gas y petróleo ruso para su consumo de energía y Rusia en los últimos tiempos no ha dudado en usar esto para su ventaja geopolítica", amplió Salama.Por su parte, Estados Unidos ha anunciado recientemente que fomentará el desarrollo de biocombustibles (bioetanol, principalmente) para reducir su dependencia del petróleo importado.Este país extrae el bioetanol principalmente a través del maíz. "Esto ha provocado una duplicación en el precio de ese cultivo en el último año, lo que por un lado ha subido el precio de los alimentos y por el otro ha provocado una mejora en las economías rurales de ese país", explica el informe.En este país, pese a la existencia ya de 113 plantas de bioetanol en operaciones y otras 76 bajo construcción, "el proyecto norteamericano de expandir la producción de biocombustibles requerirá de fuertes subsidios del Estado", apunta Salama.Más cerca, Brasil es uno de los países que más ha desarrollado el tema. "Viene produciendo bioetanol a gran escala desde la década del 70 -dice el experto de la UNSAM- como alternativa al petróleo durante un momento en que este hidrocarburo había llegado a precios inéditos (Brasil tiene pocas reservas propias de petróleo)".Al igual que el vecino, Indonesia es otro jugador de peso. "Viene produciendo biodiesel a partir de la palma. Como en el caso de Brasil, el tema polémico es que los mayores cultivos de palma se harían a expensas de tierras vírgenes pertenecientes a la jungla tropical de ese país", agrega el analista.Por último, India aparece en la nómina con un plan para desarrollar biodiesel a gran escala "a partir de la jatrofa, una planta que si bien es originaria de América Central, se ha adaptado perfectamente al clima del país asiático".Es que "no sólo con soja y girasol es posible hacer biodiesel". El estudio de la UNSAM asegura que también se podrían utilizar otros cultivos como la colza, la canola, el cártamo y el tártago. "De hecho, -aseguran los investigadores- algunos de estos cultivos son más eficientes que la soja y el girasol en la producción de biodiesel, y tendrían la ventaja de no competir con la producción de alimentos".Fuente: EEyN UNSAM.

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